Querés más
siempre más,
pero yo hurgo con saña
cada retal de mí,
cada concavidad de este agotado pecho,
y ya no hay más.
Excavo mis entrañas
decanto gota a gota mi sangre
espio mis pulmones:
Y no hay más, no hay más
nada más...
Vacío mis ojos
desarmo mi esqueleto
revuelvo mis vísceras
desarticulo mis costillas
y no hay más...
Desclavo mis uñas
arranco mis dientes
deshilacho mi carne
descoso esta piel mía
que aún huele a reproches
¡y no hay más... nada más!
me desarmo
me desfogo
y no hay nada que no te haya dado.
Y siempre pedís más
y yo soy cada vez menos.
(Lo siento)