Quisiera tener contigo
una merienda tranquilo,
sosegado, sin prisa, sin pausa
Como una manada de gatos
chupa a su madre
para alimentarse
yo quisiera imitarlos
con tus delicadas fresas
tirados sobre la campiña
con la sedosa hierba como cama
Acariciarte entera
que sintieras corriente
de arriba abajo
cómo cuando caes electrocutado
Te encogieras
serpentearas del placer
que recibe tu cuerpo bendito
que me tiene suspirando
por las laderas del infinito.
Ese cuerpo que necesito
como el huerto al agua
como la música a la partitura;
olfatear tus olores por la mañana
con nuestros jugos mezclados.
Sentir ese cuerpo de seda
delicia para la libertad
de mi cuerpo y mi alma.
Entonces desaparecería
mi jaula estereotipada
compondría música de violín
para que suene acompasada
en nuestra merienda, cada atardecer
En el árbol
donde tú me esperabas
porque el viento te había susurrado
que llegaba con el alma marchita
y necesitaba calma