Es la más simple de las mañanas.
caminas,
por los senderos del jardín,
escuchas un canto escondido,
que se desprende de la naturaleza,
su lenguaje, una oración intima,
como melodía de reflexión,
toca las cuerdas de tu pasado.
Tu presencia escondida entre las flores,
y tus dedos, de alguna manera,
acaricia las palabras de la hierba.
Tu silencio y la brisa ida
se hunden en las huellas de tu amor.
Ahora, vives tus instantes,
con la lentitud oscura de la noche
el espacio te parece conocido,
descubres tu tiempo ido,
un delgado lazo te ata,
quieres hacer visible el ayer,
tu mirada se esconde de las estrellas.
Los rayos de sol,
se entrelazan en tus manos, esperas,
tu presencia,
se enreda entre la invisibilidad
el acto más doloroso,
ser habitante invisible de la ciudad.
En tus vivencias todo es ahora,
como si nacieras cada día.
Hay un eslabón escondido
que parece sostener tu pasión,
como hilos que unen tus sueños.
Parece que todo se va,
pero quedan rastros olvidados,
Puedes quitar el pasado,
ahuyentar las abejas del jardín,
cortar rosas que finalmente,
pueden clavar sus espinas en tus manos.
Un colibrí agita sus alas,
en algún lugar despierta amor.
Tu pensamiento,
un puñal bestial hundido,
se acerca a una pequeña ave
que vive el ahora…