La deshumanización se transporta en los bolsillos, basta encender el móvil y meterse en alguna red social para contemplar con indiferencia un genocidio que ocurre a 4 horas de avión de España. Niños que saltan por los aires cuando bombas inteligentes los siguen por los pasillos de un hospital, consiguen un montón de followers por parte de quien lo comparte a través facebook. Campos de concentración barridos por las bombas con drones supersónicos, bombardeos de ambulancias con heridos, millones de personas sin comida, agua, higiene, muriendo de miseria entre alambradas. Es blanqueado por el gobierno de Estados Unidos, cuando consigue con su gran influencia sobre Israel treguas humanitarias de un cuarto de hora sin bombardeos en la franja de gaza, y aparece el helicóptero de Coca Cola lanzando botellas en paracaídas de Coca Cola, con publicidad sobre los palestinos de lo maravilloso que es ser judío mientras los sedientos gazaties se pelan por coger una Coca cola. La deshumanización y el salvajismo que acontece en palestina se acompaña de una indiferencia difícil de entender por parte del mundo entero. La única esperanza que le queda al pueblo palestino es negociar con Steven Spielberg para que haga la segunda parte de la listas de Schindler , donde el cineasta haga latir los corazones occidentales con el holocausto palestino haciendo los judíos de nazis. Pelestina no tendrán justicia en el tribunal de derechos humanos por las atrocidades sufridas, ni reparación de sus infraestructuras por parte de un Israel sancionado, pero si tendrán una serie en netflix: el niño palestino de pijama de rayas , o malditos bastardos sionistas , pero mientras llega la serie, la clase trabajadora occidental a la hora del almuerzo se sienta monótona ante las televisiones de plasma de los bares angustiados por que no paran de subir los precios de los bocatas . Contemplan con su caca cola en la mesa en silencio el genocidio. Silencio no porque les conmueva, si no porque ya nadie apenas habla con nadie y menos de política, y menos aún de judíos , no sea que un nazi o judío bajo la mesa les escuche, y les denuncie por odiarlos. Así que comiendo las olivas y los cacahuetes transcurre el almuerzo en España de los que serían los primeros en morir en caso de haber genocidio en España, viendo a través de las pantallas de plasma el genocidio palestino sin ningún tipo de emoción, ni lazos de solidaridad humana. Las imagines muestran niños que acaban de morir en directo por el lanzamiento de una bomba de avión . La cabeza caída del niño aparece en primer plano llena de sangre entre los brazos de su padre que camina entre los escombros. Se escucha el llanto de mujeres, y aparecen segundos después aviones lanzando bombas sobre gente que corre. Pero nada, no hay reacción. El infierno y la humanidad están helados en occidente. Otra andanada para animar el almuerzo llena de imágenes ultraviolentas que causan aburrimiento mientras se pide el café. Ahora barrios enteros destruidos, tanques y cañones entre escombros abriendo fuego atacando aldeas llenas de población civil . Gente en llamas corriendo porque les han alcanzado los lanzallamas. Las imágenes no paran, pasan de un plano a otro en Gaza . Ahora un helicóptero de guerra persiguiendo a unos miembros de la cruz roja entre un campo de olivos que llevan a un grupo de tetrapléjicos en sillas de ruedas. Todos son ametrallados. La cámara muestra cómo el helicóptero sube por el cielo y gira buscando un nuevo y estúpido objetivo que rápidamente logra: un pastor y sus corderos. No deja ni un cordero vivo. Los contertulios de las televisiones occidentales que se ganan la vida comentando estas imágenes aseguran que Israel tiene derecho a defenderse, y que los corderos , el pastor y los perros eran terroristas . Los soldados Israelitas se afanan ante las cámaras de ponerles barbas y turbantes a los corderos para que para hacerlos pasar en combatientes de Hamás.. Se hace un clásico viral una escena que dará la vuelta al mundo 80 veces en dos horas, y lo verán mil millones de personas que lo olvidan en 80 segundos, la filmación de un periodista Belga que graba la escena de un bebe ametrallado en su carrito junto a su madre. Cae por las escaleras del templo de Jerusalén, recordando la escena del acorazado Potemkin: la del bebe en su carrito cayendo en las escaleras de Odessa cuando son fusilados los manifestantes. Los soldados de Israel ponen un cinturón de explosivos sobre el bebe para mostrar el mundo que desde que nacen los palestino son terroristas, y lo hacen explotar ante las cámaras del mundo mientras el presidente de Estados Unidos, Biden muestra ante las naciones unidad al bebe abatido con el cinturón de explosivo como ejemplo de que Israel tiene el deber de defenderse de los niños.
¿ quién puede matar a un niño ? preguntan al presidente Biden el presidente Petro de Colombia referente a estos episodios; a lo que responde el presidente de Estados Unidos
-cualquiera que luche contra el terror señor Petro.
seguiremos informando conforme avance este genocidio.
Ángel Blasco.