Sigues desterrando todos los nombres.
Esta silla, cercana y remota,
ahora responde cuando te llamo.
Este espejo desalmado,
me mira cuando te menciono
con sus ojos de plata fría.
Y este techo,
oscuro y con estrellas no bautizadas,
apenas se sostiene si te nombro.
¡Hasta la primavera,
lejana y fija,
quiere llegar mañana… para usar tu nombre!
LRL
26/11/2023