Cuando aún no me levanto
tú ya estás.
Iluminando mi casa
y la de los demás.
Mostrándote ante todos
e iluminando sus caminos.
Y además de iluminarnos
también nos quitas el frío.
Cuando llega el invierno
no quiero que llegue el atardecer.
Pues mamá me gritará de nuevo
que ya me debo meter.
Y entonces el juego acaba.
Y me debo despedir,
de ti y de mis amigos,
pues la luna está por salir.
Me deberé dar un baño,
cenar y después a dormir.
Para esperar otro día
y verte de nuevo salir.
Para jugar con mis amigos
Bajo los grandiosos rayos
que salen de ti.