Intento encajar palabras
en el puzle de un poema,
intento plasmar ideas
en mi óleo vital,
pretendo escribir y apenas
queda tinta en el tintero,
la plumilla se despunta
y el pergamino ancestral
se llena de tachaduras,
de faltas de ortografía
y de borrones sangrientos
que no puedo eliminar.
En el libro de la vida
donde plasmamos los sueños,
quedan páginas en blanco
que no se dejan llenar,
son epitafios vacíos,
lápidas sin más esquelas
que las huellas que el olvido
no ha conseguido borrar,
escaleras hacia el cielo
que han perdido sus peldaños,
canciones que nadie canta
pues nadie recuerda ya,
promesas en saco roto,
juramentos bajo palio,
golondrinas que a sus nidos
no han podido regresar,
fábulas sin moraleja,
himnos manchados de sangre,
cuentos de niño que a veces
intentamos olvidar
porque daban tanto miedo
porque eran tan castradores…
¡cuántas vigilias en blanco
tuvimos que pernoctar
hasta que nos dimos cuenta
que es peor la realidad!