¡Por favor! Hoy no, no quiero hablar del amor…
mucho menos de las insidias que provoca la pasión
mi verso, es un ave triste; que canta de puro dolor;
del dolor de haber perdido, en la vida, la ilusión.
Hoy voy a hablar de muerte, desgracias y llanto,
Y de la naturaleza, que a mi amado puerto asoló;
Del miedo y el horror que en tres horas provocó,
Destruyendo tras su paso… todo cuanto encontró.
Otis era su nombre, clase cinco, era su fatal escala,
lo distinguió, fue su rapidez y vitalidad de su avance,
Pero pueblo y gobierno confiaron que nada les pasaría;
A mi juicio no se hizo un plan, acorde para este trance.
Y he ahí el resultado, desaparecidos, decesos y caos…
Solidario el pueblo se ayudó entre sí, pues nadie a él acudía
Prestos se hicieron presentes: La rapiña y los saqueos;
ya no había que comer, y esto… todo el puerto lo sufría.
La historia puntual juzgara; si a alguien se debe culpar,
Pero algo que hay que decir: Otis fue parejo y sin distinción,
Pegó en todo Acapulco, pero los muertos, son del sector popular,
¡Acapulco vive y está de pie! y a los que murieron…una oración.