La tarde llama a la oscuridad,
mojando el tiempo de sueños
nublados por las fantasías
y turbados por sus dueños.
El amanecer retira su manta,
y de nuevo, la luz se despereza
abriendo la puerta del hábito
a un nuevo día que nos espera.
La corriente de agua empuja
a la rutina cansina o deseada
por el río que conduce al mar
a muchas esperanzas arrastradas.
Que nadan por la supervivencia
en el océano de los caminos
en busca de un nuevo mañana
que les oriente a sus destinos.
José Antonio Artés