Mientras van los románticos itinerantemente
marcando sus huellas en la playa
y arrastrándose una polilla su sueño calla
-tras salir de la crisálida sin prendas
ni equipo protector para el combate-;
un ave abandona la seguridad de su refugio
con el fin de cantarle al día que nace
olvidando los peligros en su ánimo,
pues sonriendo presiente un presagio
de bondad y remonta el vuelo en su quimera;
tú abres los ojos y luego en tu claustro
te percibes y con tus huellas en extravío
decides emitir fruiciones que perturban,
desvaneces la frialdad de tu alma,
porque la albura se encumbró
sobre los albores que garantizan la paz.