A veces tocas una vida,
como tocas una flor,
una cereza o un salmón huidizo
que regresa a su lugar de nacimiento.
Te preguntas por los efectos,
que provoca el aleteo de una mariposa,
o un gusano en una manzana,
bebes un café y transeúntes
buscan un lugar visible.
Giras como parte de un eslabón
tocas vidas,
como un carrusel en calma,
las huellas de tus manos
se enlazan con la idea del amor.
Cada amanecer tu vida es distinta,
las manos que tocaste,
regresan con el tiempo.
A veces,
caminas sobre tus huellas,
los minutos llegan tarde.
Tus pasos entre las hojas
del otoño, tu presencia
tiene la visibilidad del tiempo
y el deleite hondo del amor.