Detesto que me preguntes qué cuento de bueno o de nuevo en un día cómo hoy
si es que no soportas que te diga que conté mis costillas una a una
que las cuento y recuento al mirarme al espejo
a no ser que no quieras oír que conté
mis dientes en desuso olvidados de masticar
hambrientos de roer
cansados de sonreír
no me preguntes qué tengo para contarte
si nunca oyes lo que digo
si te espantas y decís que exagero
aún así te cuento que yo cuento
mis pasos del baño a la cama
mis pasos al pasillo y volver al baño
mis pasos que desando hasta mi tumba
esa cama adueñada de mi esqueleto
no me preguntes
si ya sabes que yo cuento
cuántas veces mi cabeza casi explota
o a cuántos parpadeos consigo dormirme
y dormida cuento lo que despierta callo
si querés que te cuente
te diré a cuántas gotas de veneno comienzo a morir
y a los cuántos pinchazos me obligan a resucitar este cuerpo en derribo
yo te cuento si me escuchas
que ya perdí la cuenta de cuánto hace
que no tengo historias floreadas para entretenerte
ya perdí la cuenta cuánto hace que no camino sin oír mis huesos quebrarse
no es mucho lo que tengo para decirte
por aquí la normalidad es agobiante
en la sala de espera todo igual
el reporte general no acusa vacantes
veintiocho de noviembre nadie ha muerto aún
solo yo otra vez