Ro Costaneira

Veintiocho de noviembre, sin novedad

Detesto que me preguntes qué cuento de bueno o de nuevo en un día cómo hoy

si es que no soportas que te diga que conté mis costillas una a una

que las cuento y recuento al mirarme al espejo

a no ser que no quieras oír que conté

mis dientes en desuso olvidados de masticar

hambrientos de roer

cansados de sonreír

no me preguntes qué tengo para contarte

si nunca oyes lo que digo

si te espantas y decís que exagero

aún así te cuento que yo cuento

mis pasos del baño a la cama

mis pasos al pasillo y volver al baño

mis pasos que desando hasta mi tumba

esa cama adueñada de mi esqueleto

no me preguntes

si ya sabes que yo cuento

cuántas veces mi cabeza casi explota

o a cuántos parpadeos consigo dormirme

y dormida cuento lo que despierta callo

 

si querés que te cuente

te diré a cuántas gotas de veneno comienzo a morir

y a los cuántos pinchazos me obligan a resucitar este cuerpo en derribo

yo te cuento si me escuchas

que ya perdí la cuenta de cuánto hace

que no tengo historias floreadas para entretenerte

ya perdí la cuenta cuánto hace que no camino sin oír mis huesos quebrarse

 

no es mucho lo que tengo para decirte

por aquí la normalidad es agobiante

en la sala de espera todo igual

el reporte general no acusa vacantes

veintiocho de noviembre nadie ha muerto aún

solo yo otra vez