En la soledad
se enredan soledades.
En tus penas viven
y mueren las penas.
Tus días saben de noche
desnuda de luna y estrellas.
Y sin embargo en ti
brillan soles de azucenas,
que se llevan el olvido
por un camino de piedras.
Y hay un amor en cada esquina,
que sin saber espera,
que una mano tome su mano
y que juntos se haga huella.
Soledad de humo de bar
e inquietud en apariencia.
El viento que lleva las hojas
es el viento que despeina.
Y a la hora del ocaso
con papel y lapicera,
escribes un solo verso
sobre el alba que no llega.