Aquí llueve, vida mía,
aquí llueve y sin parar;
llueve de melancolía,
pues no paro de llorar.
Aquí llueve todo el día
y sentado he de esperar
que la lluvia y su porfía
pronto puedan acampar.
Cuando se despeje el cielo
y tú vuelvas por aquí,
unas flores de alhelí
te daré como un mozuelo
que albergando va el consuelo
de volar cual colibrí.