Devuélveme la sonrisa,
con la que me cautivaste hace 60 años,
no importa que tu rigidez te lo impida,
sigue quietecita,
volaré a tu encuentro,
en busca de la sonrisa perdida.
Quiero escuchar tu canto,
el sonar de la escoba,
el batir del trapo sobre el polvo.
Allá va el féretro,
la llevan sus hermanos y vecinos,
pero su sonrisa se ha quedado sentada,
teje, como siempre un mantel,
es ella.
En el recuerdo permanece,
inmutable frente a la ventana de hierro,
sigues aquí, riéndote de la vida,
mientras lloramos tu partida,
pensando que no te has ido,
sino que vas de visita al cielo,
a preparar como siempre,
los dulces para la visita.