He firmado la paz, conmigo,
esta mañana.
He negociado sentarme a dialogar
de todo lo que importan
y de aquello que no tiene sentido,
irremediable al cabo.
También de lo que asusta
y de lo que ha sido
esta guerra de afanes
que no llevan a ningún sitio.
Después de hacer memoria
serena de las cosas,
apaciguar vehemencias,
calmar el ánimo crispado,
entregar el pesado armamento
del ser humano enemistado,
hoy he mediado con ese otro personaje
que distanciado del mundo
no sabe perdonarse,
y abandona el campo de batalla
alcanzando un acuerdo
del cese de hostilidades
que pugnan en la contienda,
para vivir en paz.