Francisco M. Ortega

Armisticio

 

 

He firmado la paz, conmigo,

esta mañana.

He negociado sentarme a dialogar

de todo lo que importan

y de aquello que no tiene sentido,

irremediable al cabo.

También de lo que asusta

y de lo que ha sido

esta guerra de afanes

que no llevan a ningún sitio.

 

Después de hacer memoria

serena de las cosas,

apaciguar vehemencias,

calmar el ánimo crispado,

entregar el pesado armamento

del ser humano enemistado,

hoy he mediado con ese otro personaje

que distanciado del mundo

no sabe perdonarse,

y abandona el campo de batalla

alcanzando un acuerdo

del cese de hostilidades

que pugnan en la contienda,

para vivir en paz.