Lentamente va cayendo una nueva noche
y ya mi sombra incansable sale a trascender
a refugiarse con otras sombras que calladas
nada tienen ni para decir ni para hacer.
Una pródiga desolación que me seduce
como un desnudo y bello cuerpo de mujer,
y un espejo que me devuelve un rostro miserable
en un laberinto construido con partes de mi ayer.
Mi cuerpo tatuado por viejas heridas
y mis sueños atrapados por una invisible red,
mientras la luna se posiciona en el centro
yo estoy en los limites adonde llega mi fe.
Trato de sobrevivir en este gris infortunio
donde el silencio me ahoga con sumo placer,
donde mi espíritu me abandono a mi suerte
y soy yo quien tiene todo para perder.
Mi vida pasa con la lentitud de la noche
pero es la soledad que me mantiene en pie
y es esa otra parte que dentro de mí que me dice
\"aún no es el tiempo para desaparecer...\"