Se muestra mi amor y no entienden, por qué te amo.
Hay alarma y muchos me dicen que, es un gran error.
Mis lágrimas no paran y siempre tu nombre exclamo.
¡Saben eres mi alegría y que con amor te digo: Señor!
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Me cuesta contestar lo que siento, ante tanta verdad.
Es cierto, que te quiero y que en verdad, yo te adoro.
¡No hay duda en mi alma y tampoco, es eso bondad!
Es real, yo sí grito tu nombre, cada vez que te añoro.
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Y se me han ido los años, entre sueños y añoranzas.
También, con quejas, suspiros, adioses y despechos.
Siempre cavilo, pero guardo para mí, las esperanzas.
Sé qué una noche, volverás a acostarte en mi pecho.
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Evoco el día festivo, en que me hiciste, la magna cita.
Acudiste elegante, alegre y trayendo, un bello regalo.
¿Cómo imaginar mi corazón que, era sólo una visita?
Y qué, entre esta cita y otra, habría un gran intervalo.
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Amor, verte ha sido la gloria, pero alejarte, el infierno.
A veces, tú me pides calma, pero, yo no sé qué, es eso.
Y, menos llego a entender qué, es un abrazo fraterno.
Yo, ya no puedo ocultar, todo el amor que te profeso.
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¡Es mucho tiempo esperando a que llagaras, mí cielo!
¿Ahora, que te encontré, tú me pides qué, yo te deje?
¡Cómo voy a dejarte, si por ti, yo muero, sin consuelo!
Es imposible, tan solo imaginar que, yo de ti, me aleje.
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Eres ese cielo luminoso que, toma, todas mis noches.
Ocupas mi pensamiento, mi sentir y todos mis sueños.
Mi alma, sólo saborea tu amor, sin ningún, reproches.
Avizoro, una fértil unión de los dos, felices y risueños.