La tarde era quejosa y sombría
el cielo resentido lloraba desconsolado
la estación perdida en la neblina
parecía suspirar triste y adolorida.
Pitaba lastimero y compungido el tren
el ocaso se había vestido de rojo sangriento
las horas borrachas golpeaban lentas
se preguntaba por qué había despedidas
Por qué tenía que irse aquella tarde
había llegado a mi vida y no era para mí
porqué el destino jugaba conmigo
que daño hacía con amarla con el alma.
La locomotora gemía echando humo
creo que se solidarizaba conmigo
pitó por última vez pregonando la partida
anunciando mi desesperación y angustia.
Habíamos pintado un destino azul
iluminado por luminarias y luciérnagas
donde sólo se hablaría con caricias
y se abrazara con el alma.
Pintamos las olas con color de ensueño
el viento se tiñó de esperanza
el futuro era diáfano y transparente
el amor era nuestro rítmico cantar
Hoy partirá en el tren del atardecer
por rumbos distintos ha de rodar
mi amor, mis esperanzas han de morir
el tren que va pitando nos separa.
Lima, 19 de noviembre del 2023