Sangre, sangre,
solo calor, solo sangre, solo dolor,
dolor insensato, dolor fútil,
tremendamente innecesario.
Si el dolor nos enseña a vivir,
dolor, cada plato, cada paso de la esponja, un quejido,
mis ojos, mis oídos, mi cabeza, se queman,se queman,
no hay nada, no hay expresión, solo ardor, solo fuego,
solo el ritual de la sangre: las voces que hablan,
los trastes que repiquen cada uno como una sinfonía cacofónica.
Las voces, las palabras, el estruendo vago,
mi propio ser, mi compañía no le basta a nadie, salvo a mí,
yo soy suficiente para mí, yo soy lo que me basta,
y sigue la sinfonía del no fuiste suficiente,
la sinfonía de no te entiendo,
la sinfonía de somos todos, o no hay nada,
la sinfonía del monótono caer del agua sobre las pompas de jabón,
de la esponja sobre los trastes.