En tu cuidado hallo paz
y todo lo necesario;
ya no miro para atrás
y me aferro de tu mano.
Fui una oveja sin redil,
una guitarra sin cuerdas...
Ahora puedo vivir
sin quebrantos y sin penas.
Mis pecados en la orilla
por tus olas se borraron,
y escribiste con tu tinta
sueños inimaginados.
Tu gracia golpeó mi orgullo
y la soberbia huyó lejos,
fue a parar al mar profundo
con mi llanto y con mis ruegos.
Al margen quedan elogios
y los honores del mundo
porque mi paz y mi gozo
están en seguir tu rumbo.
Contradicción garrafal
en los hijos de los hombres:
buscan agua que tomar
y se olvidan de tu nombre,
de la peña y del maná
que a tu bondad corresponden.
Pido tu dirección siempre
y no pierda tu camino.
Conduce mi alma y mi mente
como también mis sentidos,
porque no falta ni duerme
quien protege al afligido.
W.M®