Alta pusimos la mira
De peregrinos en la senda de un destino.
No ajena a lo divino
Con el humano sudor y el noble esfuerzo.
Un largo camino sembrado de cruces
y una estrella en lo alto.
Con el corazón al cielo raso en el gozo mas pleno
Persiguiendo la luz del horizonte lejano.
Sin pensar en la lluvia y en la jornada siguiente
Solamente en Dios a cada paso del viaje.
Serranías, ríos, y campo
Y Santiago de Compostela al final de un sueño.
Y entonces...
Cuando nos miremos en el espejo
Sentiremos que hemos crecido hacia dentro
Sobre aquello que somos.