Aquello que ven mis ojos
es belleza sin igual,
a nada de lo soñado
es inútil comparar.
A mis pies los tengo ahora,
la inmensidad de los cielos,
contemplar la tierra mía
no son otros mis deseos.
Insignificantes somos
con el mundo entre mis manos,
no parece que haya nadie
aunque sea tan extraño.
Maldiciones no quisiera
de regreso con mi nave,
explotar ni lo imagino
ni para siempre quedarme.
Respirar el aire fresco,
sentir el calor humano,
disfrutar de una manzana
y agarrar un buen abrazo.