Viento presionante que descompone la gallardía de mis sueños,
confinemos el tiempo, congoja el paisaje sustancial que fabricamos,
perece el latido afectivo y la mueca inmaculada de nuestros hijos.
¡Pelotón, desoír la gloria impuesta, el caudillo no es deidad,
destruir las armas, no somos ni fuimos, asesinemos la doctrina!
Estupor ante el cortejo, camaradas de Dios, inmola nuestra piel,
renace el mundo. Levantad vuestra alma, terminemos la lucha,
propaga nuestra sangre infamia sociedad, hoy te coronas y expiras,
ante el nacimiento del respeto y la sonrisa.
Corazón entrañable, pálido y marchito, nuestras huellas nunca fueron el norte
del futuro, entiende a sed, nuestra tormenta cesó, un nuevo horizonte está por llegar, es el abrazo de la libertad.