Caminaba sin parar, lleno de ansias
buscaba tu rostro en medio de la gente,
sin respuesta tener, mis piernas se
cansaban de tanto andar, mis pies
estaban enrojecidos, pues mis labios
suspiraban de un beso, la sequedad
se burlaban de mí, sin saber dónde ir tras de ti.
En medio de un deseo por saber más de ti
a Dios le pedí tener alas, y de un suspiro
revoloteaban un par de alas celestiales
y sin dudar, fui tras el amor de mi vida,
incansablemente recorrí el cielo cruzando
fronteras, llegando hasta el firmamento sin
tener respuesta de quien amo yo.
Sin duda llore entre la desdicha de mi soledad
queriendo morir por no ser feliz, ya que aun
buscándote por doquier no he podido encontrarte
ni para deslumbrar mis ojos, menos disfrutar
por tu amor, por esos suspiros que ahogan mi
corazón, que ha aprendido a verte y desearte
con todas las ansias de un loco soñador.
Que pensó en encontrarte siguiendo la fragancia
de una mujer enamorada, sin saber que lo único
que encontraría era turbulencia en el viento,
dejando rotas mis alas y cayendo al precipicio
del amor, donde se quebró mi corazón, se ahogo
mi ser, con la idea pura del amor, en tus
brazos y al menos pensar que me puedes besar
y olvidar que tengo las alas rotas.
Escrito: Francisco Gaitán Downs.