Por esa certidumbre de que
Nadie nace en una latitud
O en un país
Si no es para cumplir con un destino.
Amo este pueblo
Su música de guitarras,
De charangos, de quenas
De cosa cotidiana que exalta
El bandoneón
Impregnando el aire de tristeza.
Con café repetidos sentados a una mesa
De no importa que bar
Con los amigos.
Noches sin fin recorriendo las calles
En ese trasnochar que elegimos.
Trasgresores felices
De bebernos las luces
Y empaparnos el alma
De lamentos y sueños.
Esta forma tan nuestra
De sentir la bohemia
Regalando en jirones
La vida