Llueve en las praderas desoladas
Ríos enloquecidos acaban
Abandonado su lechos y socavan
La esperanza la ilusión y cuanta cosa
Por el hombre allí sembrada
Y lloran las mujeres siniestradas
Hijos sin camas sin frazadas
Perros y gatos
Cabras y vacas
Y cuanto ser que allí habitaba
Nadan en fango
Gritando mientras mueren ahogadas.
Esta región maravillosa
Acosada por las lluvias tormentosas
De estaciones veneradas
Por su honrosa y generosa
Contribución
A la simiente que esperaba
Reverdecer
Esta anegada y la labor
Sacrificada y afanosa
Del labrador
Se va a perder con su llegada.
El calendario de la vida
Que cada año encuentra al hombre
Con su obra preparada
Se ha perdido
Junto a sus sueños
Y a su morada.