Las líneas y curvas perfectas
realizadas en el lienzo azul y blanco,
teniendo en su fondo un imponente volcán,
llamado El Volcán de las Américas, erupcionó el dieciocho, once, veinte, veintitrés, retumbó con fuerza y sigue rugiendo en el mundo.
Ese volcán, es esa niña de piel canela, con estatura de palmera, que se mueve con el viento pero que no cae porque su tallo es fuerte, elástico, soporta las intemperies de los más feroces ambientes, pues creció y vive fuerte como la palmera del desierto,
Sheynnis Palacios, es su nombre, orgullo de belleza universal, nicaragüense hasta los tuétanos, admirada en todo el mundo hoy.
Por: Milye Florian
Foto: de la web