Permaneces aguardando nuestro instante,
resistiendo a las danzas de tu pensamiento,
la sinceridad de tu silencio afirma
sin contradicciones que me amas,
y trémulamente tu pecho me lo ratifica;
a pesar de la densidad de la bruma en el cielo,
y del acoso que no cesa del hielo en su alevosía,
un fulgor tenuemente anuncia que las llamas
del astro aún endebles resplandecen,
así también nuestros lazos perduran
atándonos aún sin que estemos juntos,
no me mientas ni tú te traiciones,
-aunque imperen distancias entre los dos,
lo sabes tú, lo sé yo y lo sabe el cielo-,
que persistiendo en nuestras aspiraciones
consolidaremos un día nuestros sueños.