Murmullos incontables resuenan con eco
en mis pensamientos
y al unísono me preguntan dónde estás.
Siendo pronto para el alba, tarde para el sueño,
resuena con eco a lo lejos en mi cabeza
una voz que me pregunta dónde estás.
Con juegos de memoria me divierto y
me descubro saboreando la pregunta, intacta, imesurable para el hombre,
que con lógica desea dominar
lo intangible, la métrica, la forma,
el dónde estás.
Las primeras luces del día te persiguen,
quieren verte por mis sueños,
por el sendero boscoso, por el cráter lunar,
¡y tú que no me dices dónde estás!
Pero entonces, a lo lejos, en estrellas,
en la selva tú me esperas
con los brazos abiertos y el corazón atento,
el arrullo cósmico dando forma a tu lengua, a tu boca,
a la vida mía y a la propia,
y corro, corro, porque sé que al despertar,
sé que ya no estás.