Los que piensan, poco juzgan,
dan valor a las palabras,
sus acciones son el alma
de la bondad que conjugan;
los que todo les apura
e irreflexivamente hablan,
de criticar no se cansan
para ocultar sus dudas;
se proyectan en sus juicios,
ven el mal que ellos esconden,
más que flores, son espinos;
magra vida de rencores,
de complejos escondidos:
hipócritas habladores...