Qué palabras tan tristes
se vienen a mi cabeza,
candado, dolor, desarraigo,
imposibles, melancolía, desgarro.
Ando buscando en mis bolsillos
otros términos con que cambiarlos.
Se que, en alguna parte de mí,
debe haber algunos cuantos…
Algo así como travieso, aventura,
sonrisa, amanecer o dulzura.
Pero por más que busco,
no sé dónde los he dejado.
Esta bruma gris del otoño
está invadiendo mi ser
y no me deja ver
más que desengaños.
Qué palabras tan amargas
se han mudado a mi cuarto
y se vierten sobre mí sin pensarlo.
Y yo cierro los ojos y desearía
ser otro alguien, estar en otro lado.
Mas al abrirlos ahí siguen
estos tristes vocablos.
Para librarme de ellos, no quiero,
no, tener que esperar y aguantar
todo un largo y oscuro invierno
hasta la primavera o el verano.