Anoche, en mi silencio
en medio de los escombros de mi vida
invoqué la felicidad.
Le imploré me visitara
que no me olvidará
y sin querer sonreí.
Recordando aquellos días
en lo que desde el amanecer
inmensamente era feliz
viendo el cielo y la mar
las estrellas y el sol
en toda su extensión.
Mientras bailaba en silencio
mi soledad me abrazó,
me abrazó tan fuerte
que en medio de un suspiro
mis ojos se cerraron, mis labios besó
y en mi oído me susurraba
con su melodiosa voz
me cuestionaba
el porque deseaba irme
porque quería desplazar
todos sus sentimientos y deseos.
y como siempre, perdido
en la carencia de amor y atención
me olvidé de la felicidad
pues, entre mi soledad he aprendido
a sonreír y cantar, ha inspirarme de amor
y recitar en medio de un baile
con mi amada soledad.
Adiós felicidad, ya soy feliz con mi soledad.
Escrito: Francisco Gaitán Downs.