edwin toninho

el fin de para-siempre

todos decimos y hacemos cosas 

que no deberíamos 

también, hay cosas 

que deberíamos pensar dos veces 

antes de hacerlas

de la misma manera

a la hora de la verdad 

dejamos cosas sin decir o hacer

cosas de gran importancia 

para los que amamos

 

pero hay cosas 

que no se pueden olvidar

decepciones

que no se pueden perdonar 

por las heridas que han causado 

que sólo el tiempo puede curar

pero mientras tanto, esas heridas 

siguen causando dolor

debilitando la confianza 

que, sin importar 

el tiempo transcurrido

frágil era, frágil sigue siendo

tan frágil que se desvanece 

sin darnos cuenta

 

sin confianza 

no hay entendimiento

no es posible 

hacer enmiendas y

un hogar ya fracturado

pieza a pieza se desmoronará

todo lo que una vez importó 

dejará de importar

otras cosas tendrán prioridad

junto con excusas, caprichos

incluso los defectos

que se consideraban irrelevantes

surgirán reclamando importancia 

destruyendo lazos de unión 

junto con los méritos

los logros, los buenos sentimientos

los votos y las promesas cumplidas 

como si todo 

hubiera sido enajenado  

por lo tanto, fue necesario

cortarlo de raíz

 

todas las pertenencias se dividirán 

deseando tener mejor suerte 

cuando lo mismo se haga 

con respecto a los amigos

después, ya en libertad 

ambos seguirán caminos diferentes

esforzándose por volver a encontrar 

la felicidad que se tuvo 

en las manos, pero se dejó escapar

 

así finalizan 

todos los -para siempre-

de muchas modestas 

promesas de juventud

que despojadas 

de afecto y devoción

 son relegadas al pasado 

como piedras arrojadas 

a un profundo vacío

para nunca ver el brillo 

de una sonrisa o el calor 

de unos ojos afectuosos

 

aunque insistente 

desconcertada, un poco incómoda 

temiendo la ominosa respuesta

la pregunta permanece:

¿y el amor? 

¿y el amor?

¿y… el amor?