todos decimos y hacemos cosas
que no deberíamos
también, hay cosas
que deberíamos pensar dos veces
antes de hacerlas
de la misma manera
a la hora de la verdad
dejamos cosas sin decir o hacer
cosas de gran importancia
para los que amamos
pero hay cosas
que no se pueden olvidar
decepciones
que no se pueden perdonar
por las heridas que han causado
que sólo el tiempo puede curar
pero mientras tanto, esas heridas
siguen causando dolor
debilitando la confianza
que, sin importar
el tiempo transcurrido
frágil era, frágil sigue siendo
tan frágil que se desvanece
sin darnos cuenta
sin confianza
no hay entendimiento
no es posible
hacer enmiendas y
un hogar ya fracturado
pieza a pieza se desmoronará
todo lo que una vez importó
dejará de importar
otras cosas tendrán prioridad
junto con excusas, caprichos
incluso los defectos
que se consideraban irrelevantes
surgirán reclamando importancia
destruyendo lazos de unión
junto con los méritos
los logros, los buenos sentimientos
los votos y las promesas cumplidas
como si todo
hubiera sido enajenado
por lo tanto, fue necesario
cortarlo de raíz
todas las pertenencias se dividirán
deseando tener mejor suerte
cuando lo mismo se haga
con respecto a los amigos
después, ya en libertad
ambos seguirán caminos diferentes
esforzándose por volver a encontrar
la felicidad que se tuvo
en las manos, pero se dejó escapar
así finalizan
todos los -para siempre-
de muchas modestas
promesas de juventud
que despojadas
de afecto y devoción
son relegadas al pasado
como piedras arrojadas
a un profundo vacío
para nunca ver el brillo
de una sonrisa o el calor
de unos ojos afectuosos
aunque insistente
desconcertada, un poco incómoda
temiendo la ominosa respuesta
la pregunta permanece:
¿y el amor?
¿y el amor?
¿y… el amor?