¿De qué culpa eres culpable?
y si culpable,
¿Qué juez, quiere destrozar tus pies
abrogando tu destino
con castigo abominable?
¿Acaso tu cuerpo amable
pide una cruz de reposo
y de espinas un reboso,
para que un juez inclemente
tu leve pecado olvide?
Al ver que te auto condenas,
censurarte creo que debo;
porque igual que tú, yo debo
sufrir la misma condena.
Verdugo no debes ser
ni auto otorgarte condena;
porque jueces y verdugos
hay más que en la mar arena.
Siendo cándida criatura,
¿Debe acaso tu hermosura
ser tu castigo mayor?
¿O debe causarte pena
sentir un sincero amor?
¿Qué culpa tuviste tú
que te amase con locura...?
Tu gran falla: la ternura.
Mi caída: tu hermosura
y afinidad al amor.
El amar no implica falla
ni tú ser humana y bella
invites a ser amada…
¿Acaso condescender
a tu inherente estación
debe así tu corazón
sufrir incauta condena?
¿Acaso la débil rosa
le impide a la mariposa
libar de ella su sabor?
¿No acaso la mariposa
y aun también la misma rosa
son de un común creador?
¿Acaso tener pudor
implica ser inconsciente
de las pasiones latentes
que brotan del corazón?
Si cometimos delito
porque nos llaman amantes…
¿Que acaso sólo es bendito
quien tiene alma de granito
y corazón de diamante?