Raiza N. Jiménez E.

La Telaraña de la Traición.-

Un dilema, el de este Adán, al prometer.

Se enamoró del amor sólo, en su mente.

Se fue quedando dormido, al amanecer.

Lo escuché balbuceando como demente.

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Se dispuso a descansar con sueño ligero.

Nada ligero y si profundo, fue el susurro.

Se dio a puro roncar vejando, al jilguero.

El hecho es, que ya con éste, me aburro.

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Del amor y el desamor hay que aprender.

Nos oponemos a ver, lo que es, evidente.

Y llega el día que, no lo puedes esconder.

Ya oído todo, no vale que, seas prudente.

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¡Esta lógica del amor, siempre, me ocupa,

Y es que, el que ama, la traición, no aúpa!