Un dilema, el de este Adán, al prometer.
Se enamoró del amor sólo, en su mente.
Se fue quedando dormido, al amanecer.
Lo escuché balbuceando como demente.
****
Se dispuso a descansar con sueño ligero.
Nada ligero y si profundo, fue el susurro.
Se dio a puro roncar vejando, al jilguero.
El hecho es, que ya con éste, me aburro.
****
Del amor y el desamor hay que aprender.
Nos oponemos a ver, lo que es, evidente.
Y llega el día que, no lo puedes esconder.
Ya oído todo, no vale que, seas prudente.
****
¡Esta lógica del amor, siempre, me ocupa,
Y es que, el que ama, la traición, no aúpa!