Luis Ernesto Hernández Aguirre

CORAZÓN INQUIETO

Corazón inquieto, corazón callado

enrojecido de tanto amar,

hacia dónde vuelas tan ligero

que no hay ventarrón que te detenga

raíz o terruño que someta

el rastro de sangre en los senderos

azulados en olas del mar

que alguna zancada hayan borrado.

 

¿Descubres azaroso el destino eterno

del zozobrado y terreno lugar?

¿Acaso confundido extraviaste

el oriente de ligeros pasos?

¿no afirmabas que el sendero andado

el olvidado que siempre buscaste,

aquello que llamabas hogar

y pugnabas con notorio esmero?

 

Corazón inquieto, corazón callado

¿cuándo encontrarás al fin tu paz?,

¿cuándo el bombear incesante

sonará una hermosa melodía

y no solo el tambor que palpita

llamando a los demonios errantes

de su tardo sopor despertar

y pugnar añejos significados?

 

No procures encubiertas respuestas

pues quizás ya no subsistan más,

como aquel curioso gambusino

el hallar no ha sido tu misión,

solo escudriñar cada rincón

de descubrir si tu destino

en áureo resplandor está

o en la esterilidad de la tierra.

 

Corazón inquieto, corazón callado

cansado de latir y tanto andar,

incansable músculo de historia,

riega con fértil riego de vida

las campiñas de la anatomía

de nuestra presencia transitoria,

que pospone al palpitar 

la herencia de la muerte y su legado.