No quisiera dejarte a tu destino,
ni soltarte la mano en el camino.
Si por ti he de ver cómo amanece,
también por ti veré cómo oscurece.
Pues eres como yo: “mujer errante”,
trotamundos descalza, de un instante.
Como la nube blanca de tu cielo,
como mi cielo blanco de tu vuelo…
Se compenetran fuerte por los aires,
así seremos dos en los donaires;
vagabundos del sol y de la luna,
efímeros instantes de la vida,
sin abolengos, patria ni fortuna.