Que Dios da para todos
En una extensión de mil personas hay cien personas
En ciem personas hay diez y de diez hay una
Y de ese individuo hay un inttervalo entre Dios y la nada
Somos prisioneros de un milagro que mira con su seda al tiempo
Una superficie se recrea en nuestra piel
Y al otro lado del mundo el miedo se instala en los cobijos
Se impregna en las almohadas
Y las jaurías dejan de ser familia para comvertirse en aullido
Bendecir el día cuando amanecemos inyectados
Cómo amar en estado de putrefacción
Cómo dejarse rasguñar por um versículo
Si no hay fuerzas para mineralizar nuestra voluntad
Frágiles lo somos
Y damos dirección a la libertad como a una flecha
Y en su surco nos encotramos con esa persona
Y en su intervalo no sabemos qué hacer
Quizás consolar su universal condición