Si pudiera parar en un instante
los espantos malditos de una guerra,
aventaría al olvido, a latigazos,
la negrura del rencor y su fracaso.
Si pudiera acabar en un instante
con la turbia estupidez del odio eterno,
limpiaría con ramas de avellano
las sombras que adormecen el pasado.
Si pudiera borrar en un instante
los acordes que toca la injusticia,
rompería en pedazos las sonatas
maquinadas por músicos felones,
que resguardan en sus atrios la codicia
entre lienzos pintados con horrores.