Entre las Vacilaciones Inyectas
de las Astillas Brillantes de los Astros,
Puedo Oír el Titilar de las Estrellas.
Entre las Nieves de mi Alma
Suena el Son-Latido,
debajo de mi Días,
Buscando lo Profundo y Hondo
del Universo.
Cielo Puro, Níveo, Celeste
que en Difusa Percusión
Tamborilea el Abismo de la Noche
y de la Propia Corteza de la Tierra.
Fecunda Desolación
que Se Convierte en Sombras...
En el Ínfimo Tiempo y Espacio
que me ha Tocado Vivir,
Mientras Ángeles y Serpientes
Se Siembran en el Tajo
de un Rostro ya Borrado
de la Memoria...
Borrado,
desde el Fin de la Locura...
(Patricia)