Me pierdo en esos ojos que me invitan a besarte,
que me gritan que te abrace y no te deje ir jamás,
que me piden que te toque y nunca deje de tocarte,
que desgarran mis sentidos y relajan mi moral.
Pasión prohibida que las letras describen,
besos silenciosos que te quiero robar,
minutos de tu vida que atesoro en mis recuerdos,
fantasías latentes que crecen más y más.
Te sueño en las noches cuando tengo frío,
imagino que tu abrazo cobija mi piel,
nuestros cabellos rizados se enredan en la almohada
como nuestras lenguas lo hacen al amanecer.
Me acuesto en tu pecho a escuchar tus latidos,
palabras del alma que revelan un secreto,
te quiero y me quieres con el sigilo de lo incierto
y me amarro a tu espalda acaparando el efímero momento.
A veces nos sueño en un campo verde y limpio,
corriendo descalzos lejos de la realidad,
me persigues jugando y te permito que me atrapes,
me rindo a tus besos y a tu virilidad.
Me entrego al deseo de amarnos lentamente,
mezclando en el acto mente, alma y corazón;
los cuerpos por su parte saben cómo acariciarse
y se funde el universo a nuestro alrededor.
Al final el momento se esfuma,
regresamos al tic tac de la cotidianidad;
y constante en el pecho en silencio yo guardo
la dicha de un día volverte a encontrar.
Alicia Acevedo Inzunza. Todos los derechos reservados ®