Soy un puñado de sentimientos.
Un enredo de ideas.
Un eslabón entre lo bueno
y lo malo.
Un peldaño en la escalera.
Ésa que a veces subo
y a veces bajo,
porque no sé
a dónde me lleva.
Soy un andante de corazonadas.
Ramillete de ilusiones perdidas
y otras halladas.
Una historia más en éste mundo.
Que aunque esté lleno de gente
a veces parece mudo,
ciego, sordo
y hasta deshabitado.
Porque nos olvidamos del necesitado.
Soy como ese eco entre las montañas
que poco a poco se va perdiendo.
Y aunque coma bien y cuide mi salud igual seguiré muriendo.
Soy un costal de huesos
con binoculares,
y aunque parezca fea o bella
todos somos similares.
Pertenecemos a una sola raza,
pero aquí nos diferencía la plata.
Que si estás gorda,
que si estás flaca,
que si eres negra,
o si eres blanca
si eres bajita
o si eres alta
mejor deberíamos
ponernos marca.
Vinimos a estar unidos
desde el principio.
Más sin embargo
nos hacemos trizas.
Rara vez somos motivo
de una sonrisa.
No estaremos una eternidad,
somos humanos de ésta humanidad.
Pero de humanidad mucho nos falta.
Soy un marejada de ansiedad.
Un vuelco de emociones,
sometido a tentaciones
y a una gota crueldad.
Quizás a veces diga la verdad
para mantener mi honor,
y mienta por libertad
y después pida el perdón.
Tengo gramo de cordura.
Una chispa de locura.
Soy parte del todo
y parte de la nada.
Complemento y mitad
sobras y migajas.
Obediencia y autoridad.
Sirviente y patrón.
Centro y orilla.
Lleno y vacío.
Orden y caos.
Calma y tempestad.
Parte luz y oscuridad.
Parte tierra y parte mar.
Parte dulce y parte sal.
Parte tristeza y felicidad.
Todas esas partes me forman
y me hacen un todo.
Es un sin fin de cosas
que se unen de algún modo.
En ocasiones sin sentido
y a veces con justa razón.
Me guío por instintos
rara vez por la razón.
Pues siempre me ha dominado
más que mi mente
mi corazón.