Tan traslúcida que en miradas se mueve;
armoniosa la soledad que mi palpito siente,
con cristales que se nublan con el frígido andar,
rapiñas mi tiempo con el pisar de tu sombra.
El ánima del viento en contra mía obra,
a veces ajetreo tanto que muere el habla
de mi lengua con el susurro. inconsciente,
culpando al todo de no ser inocente.