omu

para algunos....la moneda sólo tiene una cara

Un sudor venido por el sufrimiento
endurece con callos el alma y las manos
de una cuarta parte de los niños,
adultos y abuelos de este mundo.
Los hay que si conocen el verdadero precio
de un vaso de agua o de un mendrugo de pan.

 

Crepuscular, cruje la crisis,
ruje la alitosis del engranaje.
Las bisagras, ruedas y tuercas
se quedaron faltas de aceite.
Ásperos, los rodamientos rozan
y el sistema aparatosamente se encalla.
Oxidado, lleno de mugre y estrías, chirría.


Un occidente lastimoso
y ciego del resto,
reclama apenado
mientras solloza equivocado
cambiando del escaparate
los maniquís y los precios.


Hipócrita, el estado de consumo
domina, reforma y constituye
una alteración en el contrato,
revisa, modifica y según conviene alterna
la validación y la caducidad de los términos.
Deja de morder, mordisquea,
aminora su ritmo
pero igualmente engulle.
El sistema prosigue la alienación,
maltrata y malea,
simula bienestar y afabilidad,
aparenta ser bonanza
cuando su ferocidad
comporta, acarrea tormentas.


Occidente, descontrolado consume,
desentendiéndose, barre para su casa.
Interesadamente intercambia
armas por diamantes,
trafica con la esclavitud,
sopesa con una balanza,
equilibrada con sangre y miseria,
regida por una justicia,
la del mayor de los desatinos.


Desarrollado occidente,
generoso y desprendido,
observa las direcciones
y regala al subdesarrollo,
grandes, enormes barrigas
rellenadas por el hambre,
occidente no padece
con sus penas y desdicha.
Occidente se acuerda
de África, de Asia y Oriente
y les obsequia
con fabulosas bacterias,
las cuales espléndidas,
portando guadaña,
elevan el índice de mortalidad
y además sobran,

son excedentes.


Una buena parte de este mundo,
todavía investiga y se cuestiona,
dónde estará ese segundo planeta.
Y si existe el desarrollo,
el tercer mundo
tendría que hallarse,
en la cuadratura
de un extraño contrapunto.
Se evidencia,
(hasta en esto)
falta de delicadeza.


En la cadena de montaje:
el método, permisivo,
amortigua con farsas
los gritos que son quejas

y resuenan.
El método, basa su poder
en la ambición,
la competitividad
y la codicia.
Monótamente,

huele a chatarra,
a caucho quemado,
a polvo alumínico
y a goma gastada.
La fórmula escupe y rocía
la mente y los pulmones
con ácidos corrosivos,
con monóxidos y depresivos,
cancerígenos y contagiosos.


Mientras tanto.....
en el barrio de al lado,
entre zancada y zancada,
dan las gracias cada día
al recorrer a pie
veinticinco kilómetros.
Dan las gracias,
por disponer
de un camino hacia el trabajo (malpagado).
Dan las gracias
por tener una choza
de caña y barro;
y poder hilar sus esteras
con pellejos de coco
o sus hamacas
poder colgar para descansar.


Mientras tanto.....
los vecinos de finca
desde la misma parcela,
desde la flotabilidad
del mismo globo terráqueo,
se dan la mano,
llenan su plato (si pueden)
con tortas y cereales
y de cuclillas sonrien.
No conocen los excesos,
no desperdician irresponsablemente.
Le agradecen a la lluvia
a los ríos, a los lagos y al mar.
Son conscientes y le agradecen
al sol, al cielo, al árbol
y a la montaña,
al ver a sus hijos
con lápices de colores
marchar con alegría confesa
acudir a la escuela.
Encuentran el confort
en una vieja manta raída,
pero que les abriga,
necesitan de un poco de algo indispensable
y con ésto, tienen mucho, tienen suficiente.
Veneran un pozo con agua,
una tierra fértil,
el pájaro o el pez que se les ofrece.
Disponen de una leve carga espiritual,
su posible brevedad es; su felicidad.