Hace tiempo que aún te escucho. La agridulce melodía de una mirada cansada,
El invierno aparece entre las notas rotas, de tus lágrimas apuñaladas.
En el ultimo sauce quedan las memorias grabadas de aquel imponente ser, que reto al cielo y destruyó el eden.
Las aves aún cantan el mantra hacia lo que jamás se pudo ver,
Noches enteras, el universo calma las dunas de tu afónica locura que marca tu alma.
Cada paso karmico, es una sombra creciente de tu errático enigma que oscurece lo que amas.
Te paseas por aquel lugar donde el ángel más desdichado lloro por rencor hacia sus hermanos,
Te ha tentado tu psique aquella mirada que embosca tu dolor, y mantienes aquellos mudras entre las manos.
Buscas respuestas entre las runas de antaño, cortas las flores que crecen, porque ninguna es carmesi,
Olvidaste crear sigilos porque ninguno posee conexión entre si.
Pareciera que haz olvidado lo que vienes a hacer aquí. Entre dimensiones y espejismos he pronunciado tu nombre,
Hace tiempo que busco al unico hijo de Aton convertido en hombre.
Calma la sed de pureza cósmica, funde tus sentidos entre mis labios,
Sana esa herida que recorre tu piel, Guíate con las deidades que susurran presagios.
Camina al unisono entre el trastorno de la tierra, y los opuestos de los miedos,
Regenera tu escencia e incendia el Ajna de tu frente.
No necesitas meditar para caminar entre la luz y danzar con la muerte.
Quedemonos juntos para equilibrar el Tao, abraza tu estigma que te mantiene inherte,
Reconoce ese rostro que aún sientes, funde tus sentidos con las estrellas,
Y verás la energía de tu magnificencia reflejada en ellas.