Bajo tus alas me amparo
y eres tú mi compañía;
puede apagarse mi faro
pero no tu poesía.
A oscuras puedo ver claro
porque tu luz me ilumina
en la vida, en su rutina
y en donde pose mis ojos;
has hecho andar a los cojos
y es muy sabia tu doctrina.
Ayer estaba afligido
y como aquél Sísifo iba,
con la roca cuesta arriba
sin tu amor y sin sentido.
Me alegra que hayas venido
para aligerar mi carga,
ya que mi vida era amarga
sin tu música en mi oído.
Ni millares de oro y plata
compran lo que tú compraste,
pues con tu sangre pagaste
mi libertad no barata.
Sé que primero me amaste
y no hay quien me lo debata.
Entre rimas voy orando
y entre versos voy queriendo,
con tu palabra ir creciendo
y al mundo manifestando:
que ya pronto estás viniendo
porque el río está sonando.
W.M®