Aún no encuentro el lugar correcto para lo que un día me hiciste sentir.
Llegaste en el momento adecuado, aunque tú llegada nunca la planeé.
Fue repentina casi mágica. Casi tan mágica como tú partida. Son de ésos momentos que te sobresaltan y te mueven el piso. De repente tambaleas de un lado a otro como embriagado. Pero luego algo te sostiene y logras mantener el equilibrio. De nuevo estás en tu centro y puedes ver a tu alrededor lo complicado que será armar todo de nuevo. Pero tienes fuerzas aún después de las crecientes dudas y desesperanzas. Todo cambia en un parpadeo y de pronto esto se vuelve un rompecabezas donde faltan piezas. Piezas que en un principio parecían sobrar. Ahora está ése vacío por llenar, seguro sabré donde colocar aquel sentimiento que nació por ti. Y que ahora de alguna forma debo sepultar, porque simplemente ya no estás más aquí.