Confusa como la noche oscura,
merodeaba la silueta gris: ella y,
sus largas piernas, ajustada la falda
por entre sombras, apresurada
Vadeando el aguazal, lluvia pasajera,
la solitaria esquina; sola y altiva,
taconeaba con prisa, mientras,
su cuerpo, las sombras lamian
En las ventanas el reflejo, luz velada
en el fanal de la esquina, sombras
derramadas sobre la húmeda acera,
con decidido paso, ella, se acerca
Vuela su sombra confusa, desliza
un reflejo sobre acuoso espejo,
alarga y encoge, duplica y extiende,
el eco desciende y, se detiene
Un cigarrillo en los labios, y el humo
asciende en vertical remolino,
los perfumes y aromas resuelven
destino; del callejón, ella desaparece
¡Y.… no adivino, su camino!