Utopía
Quisiera ser el aire que roza tu mejilla,
y suave y dulcemente te besa sin cesar,
pero mi sueño queda tan cerca de la orilla
porque tú vas con otro remando en mi lugar.
El sueño que tú buscas, también lo tuve un día
y se internó en el viento, sin pena y sin dolor;
mi sueño ha germinado, se llama Poesía,
el tuyo, quizás nazca donde murió el amor.
Yo te hice una promesa y espero no romperla,
porque, tan justamente con versos la escribí:
la perla misma olvida que se ha llamado perla
así, como tú niegas los besos que te di.
Cuando vayas muy lejos y solo veas olas,
no olvides lo que había tan cerca de la mar.
Las lágrimas que llores serán como pistolas,
que sin llamarse balas, disparan a matar.
Cuando le entregues besos a tu ángel consagrado,
también dile el motivo, por ser otro galán.
Yo sé perfectamente que vives del pasado,
que todo es un dilema colmado por tu afán.
Quisiera ser el otro, pero también quisiera
no ser al mismo tiempo, tu antiguo pedestal;
cansado estoy de sueño, de niebla y de quimera,
revisa el nombre al barco, verás que no es igual.
El nombre que ahora lleva lo ha decidido el puerto,
aquel viejo parqueo donde te conocí...
quisiera ser el otro que duerme hasta despierto,
bogando sobre el agua que ansioso yo bebí.
Quisiera ser el otro, pero mejor lo olvido;
las cosas transparentes consumen la razón.
Tú estás entre las aguas remando y sin sentido,
en cambio, yo con otra, me encuentro en la estación.
Samuel Dixon